lunes, 13 de julio de 2009

La profecía que se cumple a sí misma



El teorema de Thomas dice: “Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”.
R. Merton considera que este teorema es de gran importancia para comprender el funcionamiento de nuestras sociedades, en tanto es aplicable a muchos procesos sociales; es por eso que esta idea ya existía en distintos pensadores antes que Thomas la formulara: Mandeville, Marx, Freud, Bossuet y Sumner son algunos de ellos.

El teorema de Thomas nos dice que la conducta de los individuos no solo está determinada por los rasgos objetivos de una situación, sino que los individuos atribuyen un sentido a la situación y es a partir de esa significación subjetiva que su conducta es determinada (la conducta y alguna de sus consecuencias).

A partir de la interpretación del teorema de Thomas, Merton explica la estructura interna y consecuencias de lo que denomina profecía que se cumple a sí misma. El primer ejemplo que encontramos es el del Last National Bank, una entidad bancaria solvente que terminará por quebrar. ¿Cómo? Por una profecía: la insolvencia del banco. Es la definición pública falsa de una situación. El banco tenía una estructura financiera estable, pero eso no basta, es sólo la situación objetiva. La definición falsa del contexto: el rumor de la insolvencia del Last National Bank, es lo que determinará la conducta de los individuos, que acuden en tropel a sacar el dinero del banco, provocando así el quiebre de la institución. Ellos han definido la situación como real y es real en sus consecuencias.
Los comportamientos que se generan por la definición de los actores de una situación, llevan a que se convierta en verdadero lo que originariamente era falso, “Tales son las perversidades de la lógica social” .
Lo que interesa a Merton es desentrañar el funcionamiento de esta lógica en un fenómeno social específico y de singular importancia en la sociología norteamericana: el conflicto racial y étnico en los Estados Unidos.

La gente que tiene un prejuicio no entiende este como tal, lo vive como un juicio en toda regla, un resultado de la observación. Por ejemplo, se excluye a los negros de los sindicatos obreros ¿Por qué? Se basan en el prejuicio de que los negros son “rompe huelgas”, aceptan salarios inferiores a los corrientes y aumentan el poder de los patronos que no quieren negociar. Para los obreros blancos esto es un hecho; han definido esa situación como real.
La definición de la realidad conlleva unas consecuencias que, a su vez, refuerzan esa idea inicial. Se han creado así las condiciones para la concreción de la profecía: al ser excluidos de los sindicatos y sin trabajo después de la guerra mundial, los negros no tienen más remedio que aceptar las condiciones de los patrones rompe-huelgas.
Así, la creencia engendra la realidad.

Para romper este círculo vicioso hay que abandonar la definición inicial que la puso en marcha, pero esto no es fácil. Merton afirma que la inteligencia y la buena voluntad sociales son producto de distintas fuerzas sociales, pero de ninguna manera la voluntad de cambiar esto por la propaganda y la educación de masas es un antídoto efectivo. Lo que promueven ciertos “panaceístas sociológicos”, como él los llama, parece conectar con ideas presentes en los padres fundadores de la sociología. Durkheim, por ejemplo, abogaba por una educación popular para el surgimiento de la solidaridad orgánica que cohesionaría la sociedad moderna. La idea de la educación como medio para el progreso se remonta a la Ilustración, y antes aún la tenemos bien definida en La República de Platón, que describe el itinerario educativo necesario para formar un gobernante ideal.
Merton no se fía de esta vía como solución unívoca: “ […] una campaña educativa constante no destruirá el prejuicio y la discriminación raciales”
Esto no va a funcionar, razona Merton, y la prueba la encontramos en el funcionamiento de intra-grupo y extra-grupo. Estos dos conceptos los desarrolla W. Sumner, quien distingue a los grupos por el criterio de la propia pertenencia. A un lado están los grupos a los que pertenecemos, y al otro los grupos que nos son extraños. Las líneas de demarcación entre los miembros del intra-grupo y el extra-grupo no son fijas, cambian cuando las situaciones se transforman.
La idea de Merton es que los prejuicios del intra-grupo dominante están presentes también en la propaganda y la educación que se presenta como la solución al conflicto racial. Parte de la teoría de que la lógica que subyace en la discriminación étnica del intra-grupo dominante es: convertir las virtudes del intra-grupo en vicios del extra-grupo.
La manera en que Merton desarrolla la explicación de esta lógica recuerda a la metodología que Weber utilizaba en la “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, que se basaba en las máximas de Benjamín Franklin para construir su tipo ideal espíritu del capitalismo. Merton quiere caracterizar las virtudes del hombre blanco y para eso toma la figura del un héroe americano, Abe Lincoln, buscando destilar así las cualidades y conductas que se consideran admirables.
Las más altas virtudes estadounidenses son, entre otras, la frugalidad, la constancia en el trabajo, la sed de conocimientos, la ambición, la defensa de los derechos del hombre, y el éxito obtenido desde abajo, es decir, por la vía meritocrática.
Tiene lógica que la carencia de estas virtudes produzca la condena y desprecio de los grupos que las poseen hacia los que no. Si los miembros del intra-grupo dominante definen como real que los negros carecen de estas virtudes, si creen y afirman que los negros son inferiores, esta “realidad creada” por la profecía conducirá a su propio cumplimiento
Por ejemplo, la creencia de la inferioridad de la etnia en cuestión lleva a los blancos a invertir poco o nada en su educación; ¡Total! – piensan – para que malgastar recursos en los incapaces. Esto tiene como consecuencia que la proporción de graduados universitarios negros sea mucho menor que la devblancos. La profecía se autocumple y el intra-grupo dominante utiliza esta asimetría en los graduados escolares como prueba de su definición inicial falsa de la realidad.
Esto corresponde a la primer parte del proceso que Merton describe, es decir: condenado si no lo haces. La segunda parte: condenado si lo haces, viene a demostrar que el prejuicio y la discriminación para con el extra-grupo no es consecuencia de lo que este hace, sino que son lógicas enraizadas en la estructura social y la psicología de los individuos.
Ante la misma conducta, el juicio del intra-grupo dominante será de aprobación o condena dependiendo de la étnia del individuo.
La pregunta es ¿por qué actúan de esta manera esquizoide? Merton sostiene que esto asegura la conservación del sistema de estratificación social y poder social en el que ellos tienen la posición privilegiada.
El mecanismo por el cual se reservan las virtudes para su uso exclusivo, condenando tanto las conductas motivadas por esas cualidades como las contrarias, es una función social latente que tiene por objetivo conservar la posición social del intra-grupo y del extra-grupo. Pero “este doble estándar puede presentar riesgos para las sociedades pluralistas, cuando los grupos externos llegan a ser símbolo del mal, produciendo odio y motivando a los miembros de un grupo interno a atacarlos”.
Merton, a diferencia de los funcionalistas clásicos, cree que pueden existir estructuras disfuncionales para el sistema, que están de manera permanente operando en él. Parsons, por el contrario, asegura que si una estructura existe es porque cumple una función necesaria para el conjunto de la sociedad.
Las discriminaciones raciales son presentadas como ejemplo claro de que ciertas estructuras son disfuncionales para el conjunto, pero siguen existiendo porque resultan funcionales a una parte de él; en este caso al intragrupo dominante.
La función que cumple la exclusión de los extra-grupos está clara, ahora veamos que implicaciones tiene esto en los grupos étnicos discriminados.
Merton describe que mientras se caracteriza al negro como inferior, la comunidad judía es temida y discriminada por considerar sus valores muy cercanos a los del intra-grupo, por esa razón son juzgados como peligrosos, son un grupo que hay que controlar de cerca.
La norma de condena si no lo haces, condena si lo haces tiene consecuencias ulteriores distintas para cada minoría étnica. En el caso de los negros, la reacción ante la constante infravaloración conduce a un exacerbamiento de los logros de la raza. Cualquier suceso exitoso es resaltado con insistencia. Este alto nivel de auto-glorificación es producto del persistente rebajamiento al que lo somete el intra-grupo dominante.
Pero todavía hay una vuelta de tuerca más. Como la condena también recae sobre los logros (recordemos, mal si lo haces y mal si no lo haces), pasado un tiempo y como medida de autoprotección, los mismos extra-grupos comienzan a creer que sus virtudes son vicios. Los judíos, por ejemplo, rebajan públicamente sus propios logros (definidos por vicios por el intra-grupo dominante) como medida protectora ante los reproches y ataques externos. Rechazan o minusvaloran los éxitos porque estos son un valor negativo encarnados en su piel. Pensemos en el éxito económico, la habilidad para las finanzas y lo mercantil; desafiando las leyes de la lógica podemos enunciar la siguiente proposición: son positivos y son negativos (lo que equivale a decir que son positivos y no son positivos). En su Tractatus Logico-Philosophicus, L. Wittgenstein llama contradicción a una proposición como esta y asegura que no nos hace falta comprobar cómo es o fue el mundo para saber que es falso, simplemente lo es como consecuencia de una exigencia lógica (WITTGENSTEIN, 2007). La tesis fundamental del Tractatus es que existe una estrecha vinculación formal entre lenguaje y mundo, hasta tal punto que “Los límites que mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
Parece ser que en nuestro caso la contradicción se hace posible a través de una operación de “alquimia moral”. Si Abe Lincoln asciende en la escala social y genera una gran riqueza, es positivo y se convierte en un ejemplo de los valores más nobles que un norteamericano puede tener. Si un judío amasa fortuna, es negativo y se le acusa de tacaño, miserable y cazacentavos. Se invierten los valores positivos en negativos dependiendo de quien los ostente.
Sin intención de ahondar más en la relación entre Wittgenstein y Merton, que seguro es compleja y además excede los propósitos de este escrito, sólo quisiera señalar que la preocupación por la importancia de la palabra en el discurso científico y filosófico está presente también en el sociólogo estadounidense (ya vimos que es el eje del Tractatus) y que estaba familiarizado además con la obra de Wittgenstein, como se evidencia en su obra “On social structure and science” (1996).

Volviendo a lo que nos ocupa, aún falta por ver como puede quebrarse este círculo vicioso. Al ser el intra-grupo el que define la situación, genera un impacto sobre la conducta del extra-grupo y las consecuencias se manifiestan en las acciones de “autoafirmación” de los negros y la “autoanulación” de los judíos. Estas conductas, en principio opuestas, cumplen en realidad una única e idéntica función: defenderse ante la acusación y condena del intra-grupo dominante.

Ya vimos que Merton rechaza la propaganda y educación de masas como solución para poner fin a la discriminación. Su propuesta es que un cambio institucional deliberado puede ser la vía para acabar con esta dinámica con mucha más contundencia que todos los sentimientos morales y buenas intenciones que podamos juntar. Un cambio institucional puede ayudar a desmitificar la definición falsa inicial que sirve de motor a la profecía que se cumple a sí misma. Sigue funcionando entonces el teorema de Thomas ya que al desmentirse que los negros, por ejemplo, sean inferiores (ahora esto es real en la cabeza de los individuos) no se generará dicha inferioridad en la realidad, no se gastará menos en su educación provocando menos graduados universitarios y tampoco se propiciará que el extra-grupo exagere defensivamente cualquier clase de logro.
Para que funcione la profecía que se cumple a sí misma, tiene que estar abonado el terreno con unas instituciones y administración que lo posibilite. Merton no desdeña la educación para generar una tendencia contraria a la discriminatoria, pero considera que la fuerza para modificar la situación no puede provenir sólo de allí. Para un cambio efectivo es necesario más, una sinergia de fuerzas sociales que tiren hacia el mismo sitio y provoquen un resultado superior al que cualquier fuerza aislada podría alcanzar.
La idea de Merton es que hay instituciones que sustentan esta dinámica social y, como decíamos antes, él asegura (en oposición al funcionalismo más ortodoxo) que no porque una institución exista cumple una función necesaria para el conjunto social. Las instituciones pueden ser disfuncionales y podemos modificarlas.
De esta manera Merton está superando uno de los sesgos conservadores de la teoría funcionalista de Parsons: al admitir que ciertas estructuras pueden eliminarse, el funcionalismo admite el cambio social intencional.
Las última parte del texto de Merton nos hace pensar en el omnipresente debate en sociología entre la estructura y la agencia humana. A juzgar por las últimas líneas de “La profecía que se cumple a sí misma”, Merton se ubicaría del lado de los que consideran que el actor puede ser motor de cambio de la sociedad. La estructura lo condiciona, pero no lo determina. Tal y como afirma Merton, no hay que dudar “ […] de la capacidad del hombre para controlar al hombre”
Nuestra sociedad podría seguir existiendo (incluso mejoraría) si se eliminara la discriminación que sufren distintos grupos minoritarios, ganaríamos así en salud social, y la posibilidad de hacerlo, sostiene Merton, está en nuestras manos.

Este análisis ejemplifica la intención de Merton de abordar la realidad con teorías de alcance intermedio. Así se aleja tanto de la pretensión parsoniana (y de muchos otros): una teoría social total; como de las hipótesis de trabajo menores sueltas.
Si bien el teorema de Thomas y las implicaciones sociales que Merton deduce a partir de él son aplicables a una amplia gama de fenómenos sociales, y en este sentido es una teoría general en un sentido horizontal; también es verdad que la aplicación que hace Merton se adapta a los grupos raciales de EE. UU y sus conflictos específicos. Merton construye, a partir de un teorema general, una teoría del nivel meso para poder tratar los problemas concretos de esta realidad.
El funcionamiento de los grupos y el conflicto racial son dinámicas delimitadas de los fenómenos sociales que se abordan bien con teorías de alcance intermedio. Estas incluyen abstracciones, claro, pero están lo bastante cerca de los datos observados como para no evadirse de la empíria. La doble intención de Merton, a este respecto (considerar tanto teoría como empíria), queda patente en una de las primeras frases del texto:

“Pero esto es todavía bastante abstracto, y la abstracciones
hallan modo de hacerse ininteligibles si de vez en cuando
no se enlazan con datos concretos”


NOTAS

1
R.K.MERTON: “La profecía que se cumple a sí misma” en Estudios sobre Estructura social y cultural, ed. Año, ciudad. Pág 507.
2
La educación de los reyes filósofos se basa en la educación primaria general hasta los 18 años y dos años de intenso entrenamiento físico. Los que lo superen excepcionalmente bien recibirían diez años de rigurosa educación matemática, dado que Platón creía que las formas no pueden entenderse completamente a menos que se comprendan las sagradas matemáticas. Tras haber superado esta etapa, el estudiante estaría cinco años aprendiendo dialéctica. Hay una fase final de quince años de aprendizaje gobernando la polis. Después de esta amplia educación, los reyes finalmente comprenderían la Idea del Bien. Wikipedia, en: http://es.wikipedia.org/wiki/Rey_fil%C3%B3sofo
3
R.K.MERTON: “La profecía que se cumple a sí misma” en Estudios sobre Estructura social y cultural, ed. Año, ciudad. Pág 509.
4
J. M. HENSLIN: “Essentials of Sociology: A down-to-Earth Approach, Pearson Education”, 2006, EE.UU.
5
L. WITTGENSTEIN: “Tractatus Logico-Philosophicus”, Tecnos, Madrid, 2007.
6
R.K.MERTON: “La profecía que se cumple a sí misma” en Estudios sobre Estructura social y cultural, ed. Año, ciudad. Pág 520.
7
R.K.MERTON: “La profecía que se cumple a sí misma” en Estudios sobre Estructura social y cultural, ed. Año, ciudad. Pág 520.


BIBLIOGRAFÍA

◊ M. WEBER: “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, Península, Barcelona, 2008.

◊ J. M. HENSLIN: “Essentials of Sociology: A down-to-Earth Approach, Pearson Education”, Boston, 2006.

◊ L. WITTGENSTEIN: “Tractatus Logico-Philosophicus”, Tecnos, Madrid, 2007.

◊ R. K. MERTON: “On social structure and science”, The Universisty of Chicago Press, Chicago, 1996.

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